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<= 80 diciendo en alta voz que habían sorprendido en adul- terio á Susana; y como eran ancianos y adminis- traban justicia en el pueblo, fácilmente se dió cré- dito á su calumnia. En cambio, nadie hizo caso de las palabras de la desconsolada Susana, á la cual lle- vaban ya para apedrearla, cuando salió á su defensa Daniel, teniendo solamente doce años de edad. A instancia suya volvió el pueblo á reunirse apresura- damente en el tribunal, y habiendo Daniel separado á los viejos, preguntó á uno : « ¿Bajo qué árbol sor- Daniel defiende á la casta Susana. prendiste confabulando á Susana y á su compañe- ro?» «Debajo de un lentisco, » respondió el viejo, «¿Cómo, fementido viejo, interrumpió Daniel, te has atrevido á mentir delante de Dios ? » Retirado éste, compareció el segundo anciano, á quien hizo la misma pregunta : «¿Bajo qué árbol viste á Su- sana conversando con su amigo ?» Y él respondió: 'Debajo de una encina. » « También es grande tu des- caro, replicó Daniel, pues no temes á Dios, que sabe perfectamente cuán falsa es tu acusación ; pero esta 5 1005

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