BCCPAM000313-2-05000000000000

me — 196 — CAPÍTULO II. LA CAUTIVIDAD DE BABILONIA. (Desde el año 606 hasta 536 antes de Jesucristo.) 92. Fin del reino de Judá. Joakín, ó Eliacín, cerrando sus oídos á los avisos de Jeremías y Abacuc, cometió grandes iniquidades en presencia del Señor. Nabucodonosor, rey de Asi: ria, entró por vez primera en Jerusalén, robó los tesoros del templo, y cargó de cadenas á Joakín ; si bien, movido acaso de sus protestas de sumisión, le repuso al poco tiempo en su trono como príncipe fen- datario, mediante el pago de un tributo anual. Trans curridos tres años, rebelóse contra Nabucodonosor, aliándose con el rey de Egipto; mas encerrado en Jerusalén por los soldados de los pueblos circunve cinos, tributarios ya del imperio babilónico, mur acuchillado en una de sus salidas, quedando su Ci dáver sin sepultura en el campo. Su hijo Jeconías, ó Joaquín, imitó á su padre en todos sus desórdenes. Nabucodonosor marchó se gunda vez contra Jerusalén, sitiada hacía tres mese por sus generales, y al cabo de diez días la tomó, apo derándose enseguida de los tesoros del templo y dé palacio real, y llevando á Babilonia hasta 18.000 cau tivos, en cuyo número se contaba Jeconías. Así ex: pió este príncipe desgraciado con un cautiverio de treinta y siete años un reinado impío y casi nomindl de tres meses y diez días. Ocupó el trono su tío Sedecías en calidad de tr: butario de Nabucodonosor, quien, tomando por pr; texto que los judíos se habían aliado contra él c0 los amonitas, sirios y sidonitas, cayó por tercera vezW breJerusalén con la velocidad del águila que persiguí su presa, y entregándola al pillaje y á las llamas, c0%

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz