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- E 85. Consejos de Tobías á su hijo. Creyendo Tobías que no podría sobrevivir mu- cho tiempo á sus innumerables achaques y tribulacio- nes, llamó á su hijo para dirigirle, antes de morir, estas prudentes amonestaciones : «Hijo mío, cuando haya Dios recibido mi alma. darás sepultura á mi cuerpo. Honra á tu madre mien- tras viva, sin olvidarte jamás de los muchos trabajos que por ti ha padecido ; y cuando termine su carrera, dale sepultura á mi lado. » Guarda al Señor en tu corazón, y no quebrantes ninguno de sus mandamientos. Sobre todo huye, hijo mío, diligentemente de la impureza, y no te dejes do- minar en palabra ni en obra por la soberbia, principio y origen de todo pecado. Aconséjate siempre de hom- bres prudentes y piadosos. Ten compasión de los pobres, para que Dios se compadezca de ti. Da limosna de tu haber á los nece- sitados ; si tienes mucho, da mucho ; si tienes poco, da poco; pero en todo caso hazlo con buena volun- tad. «No hagas á otro lo que no quisieras que hiciesen contigo ; y da el salario debido á los que te sirven. » Alaba, en fin, á Dios en todo tiempo, y suplícale dirija tus pasos por el camino de la rectitud y de la justicia. » Encargóle además su padre que buscase un hom- bre de su confianza para acompañarle á la ciudad de Ragés, en Media, donde debía cobrar de Gabelo diez talentos de plata, que le había prestado. 86. Viaje del joyen Tobías. El ángel S. Rafael en figura de un gallardo joven se ofreció á Tobías para acompañarle en su viaje, di- ciendo á su anciano padre : « Yo conduciré á tu hijo

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