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— 102 — po Una de ellas, mientras dormía con la criatura, la ahogó involuntariamente ; y apenas se dió cuenta de ello, levantóse de su lecho, acercóse cautelosamente al de su compañera y, dejando al lado de ésta sy hijo muerto, lo cambió por el vivo, y se acostó. Por la mañana reclamó la madre su hijo vivo, mas la amiga no se lo quiso entregar. Por fin, llevaron el asun. to á los tribunales ; y después de oir á ambas, ordenó Salomón que se dividiese al niño vivo en dos mitades para repartirlo en partes iguales entre las dos muje- res. Al oir esta sentencia, gritó una de ellas : « Señor, no lo matéis ; prefiero que lo entreguéis entero á mi amiga. » « Tú eres su madre, exclamó Salomón ; tú has de llevarlo, porque tu angustia prueba claramen- te que ése es tu hijo, y la indiferencia de tu compa- ñera confirma que no lo es suyo.» Esta sentencia llenó de admiración á todo Israel, y puso de mani- fiesto la gran sabiduría y prudencia de Salomón. 73. Edificación del templo. Elaño cuarto desureinado comenzó Salomón á edi- ficar sobre el monte Moria el celebérrimo templo de Jerusalén, maravilla del universo y gloria del pueblo israelita ; donde el oro, la plata y el mármol resplan- decían por todas partes, y á la magnificencia y es- plendor de cuyo culto no podían compararse el es- plendor y la magnificencia de los cultos tributados á la idolatría en los demás templos de la tierra. Su longitud 'era de sesenta codos, su latitud de veinte, y de treinta su altura ; y estaba rodeado de dos espa- ciosas galerías, á más de otros dos grandes atrios para el pueblo y para los sacerdotes. Las paredes interiores estaban revestidas de escogido cedro; y los objetos dedicados al culto, como las diez mesas, otros tantos candelabros y cien cálices, eran de oro finísimo; las paredes del Santuario y del Sancta Sanctorum esta-

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