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y Comunion Trat. I, 47 obligada; porque si conoce en sí esto, prevengalo antesó no llegue á confe- sar. Otros dicen: Me acuso dela so« hervia, ira, envidia, Sc. y de lo que he faltado en el oir, gustar, oler, Sc, y de quanto el demonio, mundo y car- ne me pueden acusar en la hora de la muerte, y de todo lo que he faltado en los diez Mandamientos, y en los cinco de la Iglesia, Otras van á contar historias y cuentos de todo lo que pasó para cometer la culpa. Otras usan mu= cho de esta palabra por sí acaso, y van corriendo portodos los Mandamientos, Me acuso por si acaso hice esto , por si acaso hice lo otro; y asi ensartan una letania por si acaso, que nada dicen, ni el Confesor puede hacer juicio cabal de sus conciencias, y todo no es mas que gastadero de tiempo. Otras son tan porfiadas en repetir cosas pasadas, aun- que las tengan ya muchas veces confe= sadas, que no hay forma de rendirse 4 lo que el Confesor les ordena , y suelen andar mudando Confesores; y en vien= do alguna cara nueva, al instante van á repetir, en lo qual se hacen mayor daño de lo que piensan; como el enfer- mo