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y Gómunion. Trat. I. 41 dicha de-haberse confesado, Aqui fue donde atravesó a ¿quel Padre un cuchi.- llo de dolor con: esta segunda noticia, pero disimuló.con prudencia, ¡O qué dolor sienten los verdaderos celadores de las almas, que alguna se pierda! Ha- lláronse al entierro : quedáronse toda aquella noche en la Iglesia y pidiendo4 Dios que si era servido, les-manifesta- se el estado de aquella alma, ya que les habia manifestado la vision y aque= lla muerte repentina á su Confesion, la qual pudicra ser seguridad, 4 no habór precedido aquellos infunstos sucesos, ¡O quántos se confiesan, pero por cum- plir.con el mundo, sin dolot ó sin de= clararse! Oyó Dios la fervorosa y pro= lixa oracion de aquellos Religiosos ; y estando en el'silencio mas profundo de la noche vieron entrar por la puerta de la Iglesia ¿aquella no ya Señora, co- mo antes representaba en el:teatro del mundo , sino infeliz y desdichada mu ger, en carnes, caballera sobre un dra- gon: horrible, monstruoso € infernal, el qual por todas las partes-de sh cuef» po arrojaba centellas de furor, y fiego inexplicable , reduciéndole y escogién: do-