BCCPAM000272-2-11000000000000

334 De la Confesion les pierden el respeto y veneracion , y desprecian su doctrina. Con firmelo este caso, que reficreel Carden2l Borromeo, sobrino y sucesor de San Cárlos, (Tom, 3. Sermon, 3. ad Comes.) Fuese (dice )4 confesar un gran Señor en Nápoles tan aplaudido por su valor, como notado por su escandalosa vida , y despues que un Confesor santo y docto nole aba solvió ,pasadoalguntiempo ,buscóotro con quien confesarse, Oyólo con mucha paz, y con alegre semblante le absolvió; el Caballero, queera:aunque vicioso, en tendido, reparando en esta familiaridad, sin hablar palabra,:saco de un bolsillo veinte escudos, y dándoselos al Confe= sor , le dixo : Guarde, Padre, este dineá ro para una jornada ,que hemos de hacer los dos juntos. ¿Yo jornada? Sí Padre, al infierno tenemos queir, yo por mi ma la vida, y V. P. porque ran facilmente meabsuelve sin dexarla. Quedó el Cons fesor tan corrido , como confuso, viéna dose corregido del que habia de serens señado, y reprehendido p r él. De estos y semejantesexemplos pueden aprender asi Confesores como Penirentes, quan= to conviene practicar, como se debo Esa

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz