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y Comunion, Trat.VI, 333 suaves3 las palabras blandas, con que ya se ve, que tales serian sus confesio: nes. Murieron Confesor y Penitente en poco tiempo; y estando la muger de este Caballero encomendindole á Dios en su Oratorio, se le apareció de im= proviso la figura espantosa de un hombre encendido en horrorosas llamas, el qual rrala otra persona sobresus hombros con la misma figura y tormento, Átemorizó= se mucho ; pero el que venia sobre los hombros del otro , le dixo : No temas; sabe , que yo soy tu marido, y este qua me trae en hombros , es mi Confesor, el qual asi como en vida me sobrelle= yaba mis culpas , y las disimulaba sin reprehenderlas, ni darme la penitencia conveniente, asi ahora enel Infiernose= rá participante de mi tormento , y me llevara en sus hombros por toda la eter- nidad 5 y diciendo esto, desaparecieron ambos, Este es el castigo que amenaza ¿quien no confiesa , y absuelve como debe, Y aun en esta vida permite Dios que se menoscabe su crédito con los mismog Penitentes 5 que desean latitudes , pues conocen faltan á su obligacion, y ask los