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318 De la Confesion los oídos y corazones de muchas mui geres, para que escarmentando en cas beza agena, se librasen de semejante desdicha , que les amenaza! Mas para justificar la causa de Dios, y no ten gan escusa enel Tribunal Divino, don. de no valdrán razones mundanas y Es cusas frivolas, pondremos otros exema plos , que les desengañen. En las Chronicas de Capuchinos (Ann, 1560.) Se refiere de otra muger, que no pensaba mas que en sus aliños; y quando menos lo imaginaba, se has 1ló en el Juicio de Dios, donde fue sen tenciada al Infierno. Volvió en sí, dan. do desesperados gritos diciendo , que ya esraba condenada. Alborótose la ca. sa y llaman al Confesor , mas ella nada menos hacía que confesar, repitiendo su desesperacion. Llegóse una hija suya ásosegarla ; v ella mirándola con sem= blante terrible, la dixo : Quitate de hay mallita seas mil veces, que por sí me condeno, porque quando yo te hice aquel vestido de tela, nadie había en esta Ci dad , que de ella se vistiera, desde en- tonces fueron siguiendo unas y otras, y ya boy sevisten asi todas y por- esto me son-
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