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10 De la Confeston nisterio, Y añade ias, que si los Con= fesores vieran los merecimientos que adquieren delante de Dios confesando, anduvi.ran por los cantones de las ca= lles buscando á quien sacar del infeliz estado de la culpa. Hasta aqui la re- velacion, La frecuente y devota Confesion y Comunion, eslo que hace mayor guer- ra al Infierno. En el Prado Espiritual (bu 241. 5. 0.27.) se cuenta , que conju- rando un Sacerdote á un demonio, y preguntándole ¿qué cosa era la que ha- cian los christianos que mas les ator- mentase? Respondió : No bay cosa que tanto nos atormente y enflaquezca nues= tras fuerzas, como el verlos confesar y comulgar muy á menudo, y mas si es ca- da. día. De aqui es, que el demonio, no solo procura impedir tan devoto em- pleo, sino que aún tiene rabiosa enyi. dia.de tan gran felicidad, Confirmelo £ste caso, que manifestó á su pesar, Reficre Cesario (Panzaf. 257.) que se legó 4 confesar con un Cura un Mancebo..de- gentil disposicion : fué confesando tantas, tan feas y tan enor» mes culpas, que ya enfadado el Cura le

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