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288 De la Confesion muy de tarde en tarde esas funciones, - Dirá quizá el otro Caballero , que lo hace , ó lo ha hecho para ascender y ganar la gracia de los Principes, ó para divertir alos Pueblos y Ciudades, Á que respondo, que vaya á que le sa. quen del Infierno esos, que ahora yas namente le aplauden de semejantes tea ameridades , si en ellas muere en pecaz do mortal. Oygan este caso al intento, que sucedió en Madrid, de que fuí tesa tigo, Iba yo á acompañar á un Padre Ca. puchino, de autoridad y virtud , á casa de un Grande de la Corte. Hallábase en la visita un Caballero, muy preciado de torero : Dixo el Principe al Capuchino; Padre Rmo. el Sr. D. Fulano ha toreadoó caballo diez y nueve veces delante del Rey alabando su habilidad, y lisongeándoie, Respondió el Padre , con modestia y seriedad , y dixo al Caballero : Guarde usted esos diez y nueve actos para labora de la muerte. Quedó confuso el Caba. llero., y le dixo : Pues Padre , ¿es pecado? A que le respondió : Conforme en el fue ro que usted me lo preguntare, Y el po- ' bre entonces templo los humos de su Vas

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