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264 De la Confesíon refiere Aranáz. (Grit. del Parg. lib. 2) citundo á Bromiardo, Dominico, Au- tor muy grave. Dice, que acercándosé un Sacerdote á una casa caida, oyó una voz muy lamentable; y habiendo preguntado ¿quién era? Respondió la voz: ¿Quién eres tó queme lo pregun= tas? Y diciéndole que un Sacerdore, repitió la voz, en tono de admiracion, tres veces: ¡Sacerdote! ¡Sacerdote! ¡Sas cerdote! ¿Pues de-que es ta admiracion, dixo el vivo? ¡Aqui es donde debemos estremecernos los Sacerdotes! Respon- dió la voz (dice Bromiardo) ¿tanta es la multitud de Sacerdotes que caen al In+ fierno, que creí que ninguno quedaba en la tierra? Respondi vox: ln tanta multitudine ad infernum Sacerdotes des- cendunt, quod credidi quod nullun in ter- ra remansisset. ¡ Tremenda revelacion! Pero concluiré con orra, que nos puede servir en algo, de consuelo y aliento; y es lo que refiere el devotisi- mo Dionisio Cartujano(Barc. Serm. 27. S. 3.)'de un Siervo de Dios, que fue llevado en espíritu al Purgatorio, y vió en él pocos Sacerdotes; y preguntando á su Angel que le conducia, ¿qual era la

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