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260 De la Confesion reciéndele en el Monte Alverna y fuei Que el Frayle que en esta Orden persen werare en mal , no pasará mucho tiempo que no se salga de la Orden, óen ella sea confundido. (Lib, 10 64p. 35.) Las Religiosas d3ben en su modo advertir y pensar esta doctrina, como los Religiosos, pues rambien estan obli, gadas 4 caminar á la perfeccion por aquellos medios, que tienen cn Su €s. tado, Y para que teman , Oy gan este es. antoso caso ó revelacion. El Venerable acid de Yepes, Varon muy fax vorecido de Dios, estaba encomendan- do 4 su Magestad las almas de dos Monjas mezas que habian muetto, y le reveló, que se habian condenado, comenzando su perdicion de ser par- leras y amigas del Locutorio, de que pasaron á orros graves pecados. Admi: rado de esto dixo el Siervo de Dios: ¿Es posible, Señor, que Religiosas que han dexado el mundo y sus regalos, se cons denan en la Religion? A lo qual su Ma: gestad le respondió: Mas. les valiera esrár enel mundo, y no venir a la Res ligion 4 ser peores, donde debian ses incjores, porque asi como la que pa a

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