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246 De la Confesion necesidad las pone en gran riesgo, De esto dió admirable exemplo un San Ni. colas de Bari, un San Felipe Neri, y su grande amigo nuestro Capuchino San Flix de Cantalicio y otros innu= merables, Deben tambien los Señores Curas (y tambien los Sacerdores) ser muy zea losos de todo lo que toca al Culto Di. vino, ¡O válgame Dios, y lo que suele experimentarse en este punto en algu» nas Iglesias! ¿Quanras veces hay mejo res vestidos para vestirse , que Orna= mentos para revestirse? ¿Quanras veces se vén las Casullas tan despilfarradas, rotas , y llenas de asco y sudor, que causa rubor decir Misa con ellas; quan- do al mismo tiempo se vén pulidos y aseados los vestidos, que trae el Señor Cura? ¿Tanto cuesta el mandarlos re= mendar? ¿Quantas yeces seven los Cor. porales y Purificadores , tan asquerosos y llenos de manchas, que parecen tra= pos de cocina, estando la sobrepellíz, y aun quizá el lienzo de narizes; de que usa el Cura y el Sacerdote , mas blancos que el ampo de la nieve : sien= do tan facil estorvar este pecado mor- cal

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