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y Comunion, Trat. III, >, 5 vida no muy ajustada, con todo esg hay quien los haga felícisimos ya di- funros, pues nunca falta una vieja $ beata, que sale con que tuyo revela cion de que el Señor 4 rico, poderoso se salvó. Lo qual no se ye se diga de la orra pobrecita virtausa, Y aunque esto no hemos de dudar, puede ser posible, pero es dificultosísimo de creer, Y esto suele ser ardid del diablo y Para que viendo otros, que á ral vida, deudas, trampas , desbarato y vanidad, corres ponde salvacion, viya, sin temor y con falsa paz esperanzados, Una cosa buena hacen en la muerte los Señores (si es que da lugar la apoplegia ú otro accidente mortal repentino, de que mu. chos no salen) asi ella tuviera el debido efecto; es de hacer su testamento, en el qual ponen aquella cláusula suplicas toria que los Escribanos saben pintar muy bien, y es asi ltem, que no lleva mi alma otro consuelo al otro mundo, sino tsque mi amado bijo, en quien confío ba de cumplir este sj testamento, Cc, Pero loque comunmente sucede es que mue: te el padre, y entra el amado hijo con grandes aceros 4 ye el Estado que : ha-