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y Comunion. Trat. 11. 207 Y para que se consiga , Y Sea pera erua , consideren las mugeres, que el marido es cabeza y superior de casa; asi es bien sea obedecido y arendi- do sobre todos, Pero rambien conside= ren, que las mugeres, no son pies para que sean ultrajadas y despreciadas.. Medio es admirable y necesario, que cada uno se contenga en aquellos ministerios y ocupaciones , que le per- tenecen. Los maridos deben cuidar de las cosas y dependencias de fuera de casa; pero las mugeres, de lo que to= can ápuertas adentro; y asi lo enseña el mismo San Pablo: Domus curam haben tes, pues los hombres son quasi inca= paces de eso: y no menos es ageno de un hombre casado ( generalmente ha= blando) el andarse introduciendo en las cosas domésticas , propias de las muge- res; nimenos andar midiendo y tan- teando si gastan , si dan , y otros repa= r0S, COMO tambien guardar llaves ,rodo lo qual es indicio de poco amor á su muger ; mayormente quando por lo co mun, de veinte mugeres, las diez y hlieye son aplicadas y guardosas, y al contrario los hombres, Es tambien ge- ne»
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