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y Comunion, Trat. IL 133 despues me dirá lo que gustare á que yo me rendiré con toda voluntad. Yo te aseguro que en tal caso te oirá y €xáx minará el Confesor muy despacio por» que hará distinto concepto de tu cons ciencia. Haciendo esto de tu parte, y portandote asi con el Confesor (sea ó mo verdadero lo que te afiize, que él lo juzgará) quedarás con gran sosiego y sin aquel peso que te oprime. Teme (sino tomas este consejo) que acaso te suceda lo que á la desdichada Prince" 3a de Ingláterra , que habiendo tenido grandes y continuas inspiraciones de Dios para que se confesase y oído voz del Cielo que le dixo: Confesate que lín tienes tiempo. pidió en su enfer- medad al Confesor que la confesase; y oyese, y diciéndole este (que la te= nia por virmosa: Vaya Señora, que eso és tentácion, calló y se condenó, por- que se dexó vencer de aquel maldito hábiro que tenia de callar en las Cons fesiones. ¿Quánto mejor le hubiera si do entonces decir á voces su pecado, que ru estár ahora publicándolo: y ardiendo por eso en los Infiernos?