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y Comunion, Trat, 7, 85 mal, que pone á el alma feísima , ds“ querosísimo y abominable; mas que un perro muerro y hediondo. Está el alma en pecado como una casa derri- bada sin puertas ni ventanas; como una tierra sin agua, llena de abrojos y espinas, Está como un albañal pestilen= te. Está como un cuerpo muetto, cor= rompido y lleno de gusanos; y final- mente, queda hecha un retrato del de- monio 5 y si Dios manifestase 4 alguno su horrible fealdad, dice San Geróni- mo, que escogería antes por no verla, arrojarse en un horno encendido, Refiere el Padre Ignacio Fiol y Que hubo un Soldado casado con una mú- ger virtuosa y honrada, vivia amance- bado, y su muger sentia por extremo su mala vida, y le solia zelar y ace- char. Levantóse una noche de la cama y dexandoá su muger durmiendo, se fue á la casa de su amiga. Quando la* muger despertó y lo echó menos, so$=" pechó de la rraicion, Levantósé y sel puso ála ventana, esperandole quan=? do volviese para convencerle de su de- litos hacia la Luna muy clara y asi lg? vió quando volvió; pero no le cono- F3 ció,