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~ tiene su sepulcro santisimo, donde estan las ¢enizas ~ sagradas de aquellos dos Apéstoles que, en las mir- genes del Po, aparecieron al lado del gran Leon con espada en mano y mirada terrible, amenazando 4 Atila con la muerte, si daba un paso hicia Roma. Omar esté en nuestra Jerusalen, hollando el sepulero de Pedro y Pablo, es el grito que resuena hoy en el orbe catélico: fuera Omar, fuera los nuevos islamitas, es lo que repiten nifos y ancianos, sabios ¢ ignorantes, los nobles, los guerreros, las doncellas, las ancianas, las virgenes santas, el sacerdocio, el pueblo. Calcule cada cual lo que podra suceder: nosotros concluimos este escrito, diciendo que quizd las ge- neraciones venideras han de leer una magnifica epo- peya, con un epigrafe que diga: LA NUEVA JERU- SALEN LIBRADA, cuyos cantos cerrara el poeta que la escriba, con la siguiente estrofa: jDésele gloria 4 Dios, dénse loores! La ROCA quebranté 4 quien la oprimia; Triunfé el GRAN PIO de sus opresores, Y la Italia duré jjno mds de un dial!

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