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343 tas; que los bonzos y los bracmanes de la China y de la India perciben las rentas que tienen sus pagodas; mientras en las naciones catdlicas, han sido privados los templos y sus ministros de las rentas, que eran venerables, aunque no fuera mas que por su anciani- dad de muchos siglos. Hay otro escindalo inaudito, y es, que en esas mismas naciones, donde antes de despojar 4 la Iglesia de sus bienes, se pagaba el diez por ciento de contribucion, ahora se paga el cuaren- ta con pretexto de mantener al clero y el culto; y re- candindose todo eso, hasta con exacciones violentas, el clero esta muriéndose de necesidad,y el eulto no existiria, sila piedad de los fieles no subviniese « sus gastos. El mundo esta viviendo por consiguiente, 6 mejor dicho, esta ahogdndose bajo una doble presion, la de la fuerza brutal, y la del engaho de una falsa politica. : La revolucion, cual viento que sale de alta mon- tana, ha estado soplando sobre los pueblos sus hili- tos pestilentes; y 4 fuerza de soplar, ha engendrado tal tempestad, que no hay ya fuerzas morales en los gobernantes para disiparlas; y hace falta tanta fuer- . za brutal para contener los avances de la muchedum- bre, que al fin ha sido casi necesario inventar maqui- nas de guerra, que maten muchos miles en instantes. Aqui se quitan reyes, alli se levantan: hoy se dan vi- vas al bueno, maiana al asesino: se victorea 4 la vi- da, se victorea 4 Ja muerte, y hasta se dan victores d la guillotina. {Qué es esto?, se pregunta el hombre que piensa. ;A dénde vamos 4 parar? Ultimamente se ha fraguado una conjuracion de soberanos y de pueblos, contra lo mas santo y augusto que hay en la tierra: de aquellos, unos obraban con fraudulencia, otros,