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342 do en los tiempos de Julio César, cuando las legiones romanas, multiplicadas con superabundancia, deci- dian, entre lagos de sangre humana, de la suerte del mundo, La fuerza brutal esta siendo la ley delos pue- blos: 4 cada lustro se presencian escenas de carniceria, que solo-se parecen a las de los Dardanelos en tiem- po de Jerjes, 4 las de Actio en el de Marco. Antonio, las de Tito en Jerusalen. Casi en toda Europa se ha estado engafiando 4 la Iglesia, despojandola in- sensiblemente de sus bienes, con pretexto de concen- trarlos en los tesoros de la ‘nacion, y con promesas de cumplir honradamente con los deberes de justi- cia anejos 4 esa expropiacion, que la misma Iglesia ha tenido que tolerar en obviacion de mayores ma- les. Se esta cometiendo piiblicamente, 4 ciencia y conciencia del mundo entero, la mas repugnante y contradictoria de las injusticias, no tolerando que la Iglesia posea y administre bienes, dando por causa el ser una sociedad de muchos; siendo asi, que una nacion, cualquiera que sea, no es tampoco mas que una aglomeracion moral de muchos, y una asociacion politica, que por las mismas razones nada podria poseer; y siendo asi, que los gobiernos autorizan las asociaciones mercantiles, y que por todas partes se asocian hombres y hombres en comandita, para mo- nopolizar esas inmensas aglomeraciones de oro que resultan de las empresas industriales y maritimas, fa- vorecidas por los ferro-carriles y el vapor. Hay vi- gente un escandalo, y es, que el protestantismo ha conseryado 4 los Obispos anglicanos, y 4 sus tem- plos y cabildos, las rentas y los bienes que quitaron al catolicismo, y hoy siguen poseyendoy administran- do; que los turcos pagan rentas para sus mezqui-
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