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P ‘ 34 F tu de Elias no ha muerto; léjos de eso, en primero de : Noviembre del aio de mil ochocientos setenta, salid al camino, por donde Acab caminaba 4 tomar, pose- sion de la vita de Naboth, y le eché en cara sus ini- quidades, conminandole con las iras del cielo. Tiem- | ble la revolucion: la roca de Sion, envuelta en nubes de gloria, ha despedido sus rayos contra ella: estos, . segun las érdenes del cielo, dan un viaje derribando la torre mas alta que encuentran, volviendo al trono de donde son despedidos, y diciendo, aqui estamos; (1) : pero ellos saldran de nuevo, y echaran por tierra a - otras ménos elevadas torres. Hubo una saeta tirada a al acaso, que vold 4 atravesar el corazon de Acab usurpador é impio, en los tiempos de la ley antigua; tambien la hubo en los de la nueya, que fué derecha, y sin ser dirigida 4 él, al corazon de Juliano, pava que muriese imprecando al cielo, y diciendo; vencistle, Galileo; y siempre que salga otro Acab que se apode- re, por la astucia, 6 por la fuerza, de la vila de Cris- to, plantada en la Sion de la Iglesia, saldra un dardo del trono de Dios que acabe con él. Lo pasado nos responde de lo futuro... CONCLUSION. ¥ .La sociedad civilizada por el Evangelio esta co- ee. mo en atonia, sin poder dar razon de lo que le pasa. La Europa esta convulsa, sin poder entrar en la quie- tud que tuvo por largos anos: casi la mitad de ella esta presentando el estado andmalo que tenia el mun- (1) Jo., cap. XXXVI, v. 35,
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