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339 tenemos, porque no pasa de ser un simple ornamento del discurso; pero esta descubierta la verdad que de- sedbamos hallar. El autor de tanta mentira, inventa- da para engafiar 4 los pueblos en la época presente, es el mismo que los ha alucinado en las pasadas; es el espiritu malo, de quien diremos lo que hemos di- cho de la revolucion: jInsensato! En su obstinacion no puede perstiadirse, de que es impotente para des- truir lo que Dios ha edificado: asi combate sin cesar, para oprimir al Vicario de Cristo, ora sembrando iras y altaneria en los corazones de los potentados contra el que tiene una potestad que los domina, no querien- do estos comprender, que este dominio es todo de amor y de suavisima paternidad; ora inspirando a sus consejeros maximas impias y anti-sociales; ora con- citando las pasiones brutales de los pueblos, para que rompan el lazo de caridad, con que Dios quiere que estén unidos al que no quiere de ellos ni riquezas ni sudores, sino su felicidad temporal y eterna. ;Insen- sato! repetimos: despues de diez y nueve siglos, aun no ha podido entender, que de él y para él habla- ba Jesucristo, cuando dijo: non prevalebunt: no pre- valecerdn. (1) , Vean, pues, nuestros lectores, quién es el autor de esos nuevos axiomas de politica. El espirita malo es el primero que alegé en su rebelion contra Dios el derecho de constituirse 4 su gusto perverso: quiso erigirse en monarca independiente, no obedeciendo 4 Dios: y zqué cosa hubiera sido mas grata 4 su co- razon maligno, que la de establecer tambien el dere- cho de los hechos consumados? ;Qué otra mis alha- (1) Mat. cap. XVI, v. 18. eae aT CI Ne eee eee poem SSS

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