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338 oiga el rey mis palabras: he visto al Senor sentado sobre su trono, y 4 lodo el ejército del cielo, asistiéndole & dere- cha é izquierda. ¥ dijo el Seiior: gQuién engahara a Acab, rey de Israel, para que salga é la guerra y muera alli? Y uno dié un parecer, y otro, otro. Pero salié el espiritu, (malo),y presentése delante del Senor, y dijo: yo enga- — naré & Acab: y zeémé le engaiards, le dijo el Senor? A lo cual contesté: yo saldré, y seré un espiritu de menlira en los labios de sus profelas. Y el Senor le dijo: asi es, en- gaiiards y prevaleceras: vé y haslo: Y ahora joh rey! hé ali que el Senior ha dado el espiritu de la mentira en la boca de todos tus profetas que estin aqut, siendo asi, que Dios ha decretado tu exterminio. (A) - Hé ahi el espectaculo grandioso de este santo con- sejero, diciendo sin temor la verdad 4 los reyes, for- mando. contraste con el ridiculo de tantos corte- sanos, que no querian que el profeta dijese al rey Acab, sino cosas alhagiiefias. No hay para qué refe- _ rir que el rey salié 41a batalla por consejo de sus in- dignos cortesanos, que se despojé de su manto real levando el traje de soldado, y dejando que Josafat fuese al combate con ptirpura y corona, para que lo viesen los asirios, y cargasen sobre él, creyendo que era el rey de Israel: ni es preciso referir, que cuane- do habian cesado los ataques de ambas partes, cier- . to soldado despidié una saeta hacia los aires, que fué derecha al corazon de Acab, que este murié en el mismo campo de Jezrahel, y que alli mismo, donde habia derramado la sangre inocente de Naboth, la- mieron los perros la suya, segun se lo habia anuncia- do Elias de érden de Dios. (2) De todo esto nos abs- (1) It. see cap. XXII, vv, 19 4 23. (2) Ibid., v. 88,

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