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322 asambleéa de 1682, 4 la cual solo concurrieron treinta y dos Obispos, buscados y rebuseados entre los que se introducian en los salones régios, y lamados de Real érden & oir simplemente un decreto régio, y po- ner despues su firma. Y ;qué eran esos treinta y dos entre ciento sesenta Prelados? Nada: y aunque fuesen algo, nunca expresaban Ja voluntad de la Iglesia de las Galias. Y contrayéndonos 4 actualidades, tampo- ‘co eS cierto que existiese el poder del Papa, porque lo queria la Francia; y si queremos dar alguna causa- lidad en este punto 4 los hombres, tenemos que de- cir, que existia, porque lo querian todas las naciones, hasta la del sultan; porque lo quieren Austria, Ale- mania, Inglaterra; Espaiia, Bélgica, Portugal y has- ta el Egipto; no habiendo quien nolo quisiese, sino unos cuantos hombres muy sefialados, unos para se- guir tradiciones de familia, y consumar con manio- bras maquiavélicas lo que sus ascendientes no, pudie- ron lograr con rapacidades violentas, y otros, para engrandecerse contra todo principio de derecho. Lo querian todos los demas, no para que su voluntad produjese un acto constitutivo del derecho, pues este existia; sino por cuanto|los unos, como catdli- cos, respetaban el derecho legitimo, con que el Pa- pa es rey temporal, y el-divino, por el cual es el Maes- tro universal de la fe y la doctrina que debe ensehar con absoluta independencia de todo poder humano: y los otros, aunque herejes, 6 cismiticos, 6 infieles, no podian, ni pueden permitir, que un soberano sea ~ depnesto de sn reino por la fuerza piiramente bratal de otro, 6 porque se diga que el pueblo tiene derecho 4 constituirse 4 su gusto, pues comprenden que, una vez admitidos esos principios, sus tronos han de yo- mi iy.
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