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—— " 32 rada, para dispensarle proteccion y honores, no te- s ‘ nian en Ultimo resultado mds que un fin, y era el de reducir al Vicario de Cristo 4 la simple categoria de uno de tantos Obispos, que tienen que vivir en reinos donde los doctrinarios los atan con cadenas de oro, y los revolucionarios manifiestos con grillos y esposas de hierro. Pero, antes de concluir, debemos poner correctivo di dos equivocaciones bastante garrafales, aunque cre- emos que sean muy intencionadas, en que incurre el autor del suelto del Times, copiado con tanta alegria por el diario romano, Dice aquel, que el «poder del Pa- pa existia hasta ahora por la voluntad de la Francia:» esta asercion es un insulto 4 Dios, que es quien da el reino 4 quien quiere y como quiere; y examinando las cosas ilo humano, supone en el autor una ignoran- cia crasisima de la historia de la civilizacion moder- na. Porque, bien podia haber leido lo pasado en si- glos de corta_y larga distancia, y hubiera visto que si en Francia hubo Pipinos y Carlo-Magnos, que abiertamente y con sus armas defendieron 4 los Pa- pas de sus enemigos, tambien ha habido en tiempos antiguos y modernos, y modernisimos, quienes han. minado con maniobras reprobadas, no solo su poder temporal, sino el derecho divino de su magisterio universal. Y, digimoslo rindiendo justicia 4 la Fran- cia como plieblo catélice: era todo esto contra su vo- luntad; y si el muy herdico clero de esa nacion no po- dia ir de frente contra un cesarismo que se empefa- ba en que todo se plegase 4 su capricho, 4 su astu- cia, 4 su violenta arbitrariedad, detestaba en su co- razon todos esos conatos contra la Santa Sede; y bas- te como prueba irrefragable lo ocurrido en la célebre a mmmumemaeeendiaaanieienied