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318 firiendo las inepcias de la prensa sin freno, pero si explicarémos lo que la revolucion pretendia hacer, desde hace largo tiempo, del Santo Padre, convirtién- dolo en sibdito del rey que tuviese su alcazar en el Esquilino, mientras se le relegaba 4 él 4 las se del Janiculo. El-érgano de estos proyectos no es sospechoso, y podemos darle crédito cabal: una vez tomada Roma, no hubo ya ébice 4 que se dijese todo, pues estando en todo su vigor para el Santo Padre la nueva doc- trina de los hechos consumacos, se da por seguro pa- ra los que la profesan, que todo estaba hecho. Hé ~ aqui pues lo que decia el Times de Londres: «El Papa reinara (?) en la ciudad leonina, 6 sea en dquel angu- lo de Roma, que esti comprendido entre el Tiber y los muros de la ciudad, y la.quinta Barberini, y don- de se encuentran una fortaleza, un palacio, una Igle- sia y un hospital..... alli el Papa tendra sus cien sui- zos, su coche de gala, sus libreas, en suma, toda la pompa y el acompafiamiento del poder perdido. To- do esto parece justo; y en lo que ataie 4 las cosas temporales, la condicion del Papa ser’ mejorada in- mensamente por sus nuevas relaciones gon el reino de Italia. Hasta ayer existié solamente por la volun- tad de Ja Francia; desde hoy sera independiente..... El Papa ganara igualmente en lo que toca 4 Jo espi- ritual. Sin duda al principio debera luchar contra los hechos indestructibles. Roma no es ahora, sino un nido de sacerdotes, la raiz de todas las érdenes mo- nisticas, la ciudadela de las leyes y de los privilegios eclesidsticos. El Papa aborrece el libre examen, vé con malos ojos la instruccion: todo esto ha de mu- darse. Pero ganara en influencia universal lo que’ a AAR Swe ey

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