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314 ca junto con el infame gobierno que la sostenia para mantener su poder execrado.» (4) Este razonamiento sin sombra de pudor no me- rece comentarios; solo si, aiadiremos que 4 las pocas lineas el mismo papel revolucionario llama 4 los sol- dados del Papa, «mercenarios que han -oprimido y vilipendiado el pais:» que seis dias despues gritaba otro revolucionario, que «no se cediese ya en lo suce- sivo 4 las presiones indignas, que gentes extranjeras y malignas ejercian sobre el animo del Sumo Ponti- fice;» (2) y que en 9 de Octubre ese mismo revolucio- nario llamaba 4 los zuavos pontificios, entre los cua- les habia principes y caballeros nobilisimos de todas | las naciones, «hombres que tenian el mérito de hacer de contrabandistas.» (3) Véase pues cémo se enten- dian las palabras de los convenios; lo que significa- ban las promesas de no atacar el patrimonio de San Pedro, y de no molestar 4 los que querian ir, como otros tantos cruzados, 4 defender al Padre comun de todos los fieles: véase cuantas dobleces encerraba la maxima de no intervencion, que en realidad no pasa- ba de ser una especie de pergamino elastico con una dguila negra en medio, el cual se estendia ensefian- do al fiero volatil, signilicando no inlervencion; y se encogia 4 su tiempo, no viéndose ya el ave de pico corbo, y decia: tnlervencion. Y lo mismo ha sucedido con Ja otra doctrina insidiosa, que empezo 4 volar por el mundo 4 los po- cos meses de pronunciadas aquellas palabras celebér- (1) Gazzet. di Roma 23 Sett. 1870, pag. 4, col. 2." (2) Id. del Popol. 29 Settem. 1870), pag: 4.*, col. 2." (3) Id. 4 Ottob, 1870; pig. 2.2, col, 3.4 ai alii

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