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is . 307 ‘era la de destruir la independencia del Vicario de Cristo, dejandolo reducido 4 la categoria de un sim- ple Obispo, sibdito del rey de la nacion en que vive. Habia entre tanto una especie de juego de prestidi- gitadores, que ensenaban hoy blanco, y mafana ne- gro, y despues colorado, teniendo al mundo conmo- vido y en espectacion. Tan pronto se oia decir, y na- da ménos que4 un gran caudillo, que «si franyueaba los Alpes con 200,000 soldados, no iba 4 Italia 4 fo- mentar desérdenes, ni 4 menoscabar el poder del Pa- pa, sinoa sustraerle de la presion extranjera;» y a las pocas semanas se levanta en insurreccion la Romata y la Emilia. Ahora se mandaban tropas 4 Roma, para proteger al Papa, y despues se retiraban, conmovien- do 4 la Francia, cuyo Congreso oyé estas palabras cé- lebres, dichas por el Ministro de Estado: «jamas se apoderara la Italia de Roma: jamas la Francia sopor- tard esta violencia hecha4 su honor y al catolicismo.» Despues se formaron convenios entre Francia é Ita- lia, para no permitir que se levantasen fuerzas exte- riores, que atacasen el patrimonio de la Iglesia; y al poco se las veia organizarse en la misma Italia, y en- trar con violencia hasta la misma ciudad de Roma. Por fin, se enviaban débiles refuerzos, que por ser tan cortos, casi significaban que estaban alli, mas para cubrir apariencias, que para impedir realidades, co- mo en efecto se ha visto en Agosto del infausto ano setenta. : Cualquiera que estudiase con alguna atencion es- ta especie de escena de teatro, sospechaba que exis- tian inteligencias mituas, escondidas en esas manio- bras. Al fin, se ha levantado el telon, y han apareci- do los autores sin disfraces. La Francia va 4 pasar el eS eee Ee