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ella 4 los revolucionarios: se la ha dejado por dos aos - abandonada a si misma, para que ella se labrase su modo de regirse, para que, hablando en castellano, se debilitase y anonadase: y apénas se vid, que queria darse un soberano, que pudiera darla una nueva fuerza interior y exterior por sus _relaciones de familia, se lanz6 el grito de intervencion; al cual spoeeie lo que estamos viendo, caida de un colo- , cautiverio de ejércitos sin cuento, ruinas de ae desolacion de muerte. Tampoco se ha in- tervenido en el despojo paulatino de las provincias del Padre Santo, ni mucho ménos. en el total de su dominio temporal; lo que demuestra que ese princi- pio de la no inlervencion, era una verdad y una men- tira: era una verdad para los débiles, una mentira para los fuertes: una verdad cuando sc trataba de pro- porcionar 4 los ambiciosos y revolucionarios los me- dios de ejecutar sus planes; una mentira, ewando se preveia que algun gran soberano obraba con mira yl- terior de engrandecerse, y poder hacer sombra 4 otro que tenia las mismas ambiciones. Tambien hemos dejado consignado, queen la ac- tualidad se ha desgarrado el velo que ha encubierto por largos alos las operaciones tenebrosas de algn- nos gabinetes; pues los mismos que los presidian, han dicho 4 la faz del mundo sus antiguas aspiracio- nes acerca de Roma, y se han congratulado de haber consumado lo que proyectaban con tanta astueia. Y todo eso manifiesta que tambien en esas operacio- nes habia oculta una mentira y una verdad: Ja prime- ra estaba envuelta entre palabrasy convenios, cuyo contexto leian todos, y cuya naturaleza comprendian algunos nada mas; la segunda la sabian pocos, pues