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296 el tributo al César, y diciendo que él era el ungido rey; (1) y que al preguntar 4 los mismos como juez, qué acusacion presentaban contra aquel aprendido, le contestaron con altaneria, diciéndole, que bastaba que elloslo hubiesen apresado, para que le constase 4 él que era un malhechor, (2) Hé ahi la doctrina de los hechos consumados: aquellos hombres obcecados ’ no habian querido oir las palabras que Jesiis les dijo enyel huerto, con las cuales les significé que se les entregaba por su propia voluntad, porque aquella era su hora y la potestad de las tinieblas; (3) y estaban persuadidos de que la aprension de Jestis era efecto de sus maquinaciones y de su fuerza. Entre tanto, basté.4 Pilatos oir las yoces tumultuosas de aquellos hombres,y la respuesta que le dieron con tanta pre- suncion, para comprender perfectamente, que Jests era un inocente, y que la envidia era el motivo tinico, que Ics habia impulsado 4 cometer lo que él mismo veia que era un atentado, Sin embargo, se sentd en su tribunal, preguntd 4 Jesucristo si era rey de los judios; 4 lo cual eontesté el Redentor estas palabras, que encierran una doctvina, digna de ser meditada mucho, por encerrar los documentos mas sublimes para el gobierno de los pueblos, para los reyes y los magistrados: ta eres quien dice, que yo soy rey: (4) Me preguntas eso como cosa tuya, 6 le han dicho otros eso de mi? ;Terrible reprension 4 un juez conocedor de la inocencia de Jests, y sobre cuya conciencia hizo mas mella la iniquidad é injusticia de un hecho consuma- (1) Lue., cap. XXIII, v. 2. aes (2) Jo., cap, XVIII, v. 30, (3) Lue., cap. XXII, v. 53, (4) Jo., cap. XVIII, v. 37.

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