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291 Cerdefia? ;No hicieron ellos por su propia autoridad aquel convenio, que aparecia ser una noble matrona, y sin embargo estaba en cinta de un monstruo de cien cabezas que habia de dar 4 luz 4 los siete aiios? ,No asumieron para si, por su propia eleccion la tu- tela del Sumo Pontifice, sin que este la pidiese, ni la buscase, ni la desease, ni la necesitase? ;No es sabi- do, que se ingolucraban las realidades entre rodeos. de palabras llenas de equivocos y ambigiiedades, y que aquellas eran el despojo total-de la soberania temporal, mientras que las palabras de defensa, de tutela y proteccion aparentaban que tenian por obje- to mantener al Papa en su soberania, y en reali- dad eran una ficcion que los mismos altos contra- tantes han explicado, uno, diviendo que esta protec- cion se-entendia tan solo de su augusta persona, a quien se darian garantias de incolumidad, otro, lla- miandose hijo devotisimo del Padre 4 quien asesinaba ‘moralmente? Todo esto ha podido estar oculto bajo un velo de abominable hipocresia, semejante a las reales patentes de la revolucionaria Jezabel , expedi- das con sello real para asesinar 4 Naboth; pero hoy dia el velo ha sido corrido por los mismos revolucio- narios. Cuando el rey sardo proclama en los salones del palacio de los Papas, que’estd en Roma con los re- volucionarios que le han abierto las puertas: que se ha cum- plido lo que ha deseado mucho, y que ya nadie se lo qui- lard: (1) cuando el prisionero de Sedan se congratu- (1) Estabaros escribiendo este parrafo, segundo de este capitulo, cuando hemos leido el discurso que este rey, digno dé Listima, pronuncié delante de la oficialidad revoluciona- via de Roma, el 31 de Diciembre, y trascribimos textual- mente; dice asi: «Sefhores, doy gracias 4 los romanos por la

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