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275 tes aca, esta el gran Pio combatiendo contra la fuer- za brutal, sin haber podido contener sus impetus, sin haber conseguido hasta hoy, que los que llevan por disposicion del cielo una espada 4l cinto, la esgriman para. castigar al inicuo y defender al oprimido por la violencia. Vergonzosa es esta apatia: ignominioso es el-amparo, que se ha dispensado bajo la pirpura y el armiio con matices de oro, 4 esa especie de basi- lisco, llamado fuersa moral, mientras se operaba su incubacion, que solo ha durado el tiempo necesario para que el moénstruo se formase, vonigene la cis- cara y saliese 4 luz. ; Pregonabanse nuevos principios de derecho, que autorizaban 4 los pueblos 4 sustraerse del dominio temporal de sus principes: hablaba el defensor del derecho, y levantaba su voz, solo, en medio de una’ sociedad egoista, que se encogia de hombros; solo, en medio de muchos reyes, que callaban-y decian pa- ra si, cada cual en su trono: yo desprecio ese derecho, porque tengo naves, canones y soldados: y entre tanto la revolucion contestaba al Papa, enviando emisarios demagogos, que corrompiesen los pueblos, y despues sesenta mil guerreros, que aplastasen en Castellidar- do 4 un puiado de héroes catdélicos, y arrancdran por fuerza las mejores provincias del cetro temporal del romano Pontifice. Reclamaba este contra la nue- va fuerza moral, 4 nombre de Dios y de su ley, que tiene el encargo de conservar en vigor mientras ha- ya hombres en la tierra; y se le contestaba con echar.un manto recamado sobre los fraudes y perju- rios, sobre las traiciones y conspiraciones. Leyanta- ba sus manos al cielo, protestando solemnemente por ante Dios y los hombres contra iniquidades nun-

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