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270 ~ & mismo, cuando ya les habian precedido emisarios secretos, que ayudasen dentro de Roma por medio de crimenes anti-sociales, 4 los que Ja atacaban por fue- ra con furor revolucionario. = Si 4 esto se llama fuerza moral en los consejos de los reyes, preciso es confesar, aunque sea triste cl decirlo, que han desaparecido en las regiones guber- nativas las nociones mis palmarias de derecho y de justicia, y que volvemos4 pasos de gigante 4 los tiem- pos del paganismo. Una época de barbirie nos ame- naza; la cual ha de ser mis temible por su origenfi- loséfico, que la de los mismos hunos y alanos pues estos, en medio de su ferocidad, tenian siquiera no- ciones de la justicid. De ellos, una vez convertidos 4 la fe cristiana, hizo csta pueblos santos,y formé mo- narquias gloriosas, que han durado muchos siglos, floreciendo én ellas mucha santidad, mucha ciencia, y habiendo abundancia de paz, de prosperidad y de riquezas; mientras que esa nueva fuerza moral, que tanto se quiere enaltecer en estos tiempos, no nos da sino tumultos, violencias, despojos inicuos, arietes de fuego, morteros horrendos, ametralladoras inhuma- nas, sangre y carniceria humana. Todo eso es en su principio, ensu desenvolvimien- to y en su término, fuerza brutal, y nada mis que brutal. Basta para demostrarlo, un argumento de ac- tualidad basado en una simple hipdtesis, que podra convertirse en realidad. El once de Octubre de este aio, se presenté al rey subalpino la comision roma- na, Hevandole lo que podemos Hamar un muiiéco, 6 juguete de la revolucion, el plebiscito romano del dos del mismo mes. Hablé sobre él el jefe dela co- mision, 4 cuya perorata contesté el rey diciendo, que
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