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Se i i: ae mildad aceptar el honor de rey cuando el pueblo lo queria proclamar. ;Qué afadia4 Ja grandeza infinita de Jesucristo, 6 qué le quitaba, el que el pueblo lo acla- mase rey, 6 lo acusase de perturbador, como lo hi- z0 un afio despues? Nada: Jesueristo era siempre el misrno, el rey de cielos y tierra. No era, por con- siguiente, el conato del pueblo 4 hacerlo rey un acto capaz de excitar la virtud de la humildad infinita de Jesucristo; y hay que decir, por lo mismo, que hu- y6 por otros motivos tan grandes como su humildad, cuales son su sabiduria y su justicia y su infinita cari- dad, como lo diremos brevemente. ~ + El pueblo lo ignoraba ‘todo, mientras que 4 Jesu- - cristo no se le ocultaba nada, ‘ni de lo pasado, ni de lo presente, ni delo venidero. jNo sabia él que habia en la Judea y enla Galilea antoridades temporales, puestas por determinacion de su providencia, ‘pa- ra que se cumpliesen sus designios en la’ redencion del mundo, y para que se trasladase la leyy el sacer- docio del pueblo de Israel reprobado, al ‘nuevo que iba 4 formarse, compuesto de hijos verdaderos de Abraham tomados ‘de todos los pueblos de la tierra? {No sabia los estragos que habian causado las legio- nes romanas’ en’ los qué''se Habian insurreccionado contra su autoridad? No loré poco tiempo despues sobre Jerusalen, la cual por efecto de sus: rebeliones continuas habia de legar 4 los dias espantosos de su cerco'y esterminio por Tito? No fué; no, por efecto de su’ humildad, sino mas bien de su ‘sabiduria y ea- ridad infinitas, el haberse retirado Jesucristo de en- tré las turbas, cuando estas quisieron proclamarlo rey en presencia de autoridades constituidas: Ese ac- to del pueblo constituia un acto de rebelion.

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