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semilla, hasta que venga el que ha de venir. (1) Por con- siguiente existia un decreté de Dios, disponierdo que el gobierno temporal de la Judea pasase 4 otras ma- nos, cuando su Hijo viniese al mundo. Hay que no- tar ademas, que los judios del tiempo de Augusto y de Tiberio, no querian entender las profecias relativas al levantamiento del trono de David en sw verdadero sentido; pues creian que el Mesias habia de ser-un _ rey poderosoy opulento, que les devolveria las gran- dezas temporales, y las riquezas de los tiempos de David y Salomén; razon por que, Jesucristo pobre, y despues crucificado, era para ellos, como dice el Apds- tol, un motivo de repulsion y de escandalo. (2) Pero esto no era asi: todas las profecias relativas al reino de Cristo, sucesor éhijo del rey David, eran dirigi- das 4 anunciar que levantaria el trono de Justicia, de verdad, de religion verdadera, y de reunion de los dos pueblos, pagano y judio, bajo un mismo cetro y un mismo rey, el cual era Jesucristo; y para conven- cer 4 los judios y 4 algunos judaizantes que han apa- recidoen este siglo y a fines del pasado, basta obser- var que lo dice asi el Espiritu Santo, con palabras que no dan lugar § interpretacion, cuales son las que pro- muncid el apéstol Santiago en el Concilio Jerosolimita- no. Pedro, dijo, ha contado cémo primeramente por me- dio de él ha visitado Dios & los gentiles, tomando de ellos un pueblo para su nombre. ¥ estén eoncordes con este he- cho las palabras de los profetas, ast como esté escrito: des- pues de estas cosas volveré y reedificaré la casa de David que cay, reedificaré sus ruinas, y la levantaré. (3) (1) Gén., cap. XLIX, v. 10. (2) 1. Cor., cap. T, v. 93. _ (8) Act., cap. XV, v. 16.
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