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blos que quieren constituirse; ninguna nacion tendra cohesion moral, sitio hasta el dia en que cada pro- vincia quiera separarse para darse una constitucion 4 su antojo; ninguna ciudad reconocera su dependen- cia de un jefe superior, venido de érden del primer Gerarea, sino hasta que diga que quiere darselo ella asi misma; y hasta el padre de familia quedari re- ducido 4 ser un stibdito en-su propia casa, tan pron- to como sus hijos, ya mancebos robustos, digan que quieren constituirse, no como han encontrado las co- sas, sino segun 4 ellos les plazea. A nadie se le ocul- ta, que detras de estas teorias esta asomando-su cara feroz la fuerza brutal, rugiendo como leon, para al- eanzar por la opresiony la violencia lo que le prohi- be la justicia. . Pero hé ahi la mentira insidiosa de la revolucion, para engafiar al pueblo, siempre impresionable, por- que es siempre ignorante. ;Qué cosa mis alborotado- ra puede decirse 4 los pueblos, que el asegurarles que me duefios de sus destinos, y que pueden constituir- se 4 su modo? Entre tanto, una experiencia, ya vieja, nos enseiia, que el pueblo, jpobre pueblo!, no es mis que un instrumento manejado con habilidad, que sir- ve de manivela de movimiento 4 los revoltosos, de escala4 los ambiciosos, y de pedestal d las oligarquias. Cuatro 6 diez dias de bullanga; facultad para andar por calles y plazas con un trapo de colores, levantado por los aires, cantando6 ahullando; licencia para en- tregarse 4 disolucion y orgias, gastando el dinero que Je ha venido de manos no conocidas, para encrespar sus pasiones agitadas habilmente, hé ahi lo que se di al pueblo; 4 quien se le dice que va 4 constituirse, mientras que en realidad otros buscan y hallan lo que

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