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216 la revolucion, protestindole un amor, que solo-ella’ sabe lo que es, y una veneracion, cuya naturaleza tambien ella sola eatiende. jSeria acaso nuevo en el mundo que un Ciro pagano, pero dotado de alma grande y de corazon intrépido, despues de haber eas- tigado 4 la Babilonia Nena de iniquidades, de lujurias y de idolatrias, sea quien disponga que se levante de nuevo el templo del Dios verdadero, arruinado por huestes salvajes; que se restituyan & este los vasos sagrados, presa de la rapacidad; y que se devuelva a los sacerdotes y levitas la libertad y el honor de que los habian intentado despojar los: hijos de Babilo- nia? (1) Lo que Dios ha hecho tantas veces, lo ha- ra una mas, cuando Megue el momento — por su mano en el libro de los ompeet CAPITULO 1x. LA FUERZA MORAL. La revolucion es cobarde por su propia comple- xion moral; no dandole valor verdadero su causa, por ser esta inicua por naturaleza, Para prepararse, ne- cesita de tinieblas; para empezar 6 dejarse ver un po- co, de hipocresia, de falacia de palabras, de rodeos, de frases ambiguas y de manejos ocultos; y para sa- lir 4 la palestra, de fuerza brutal. Explica este modo de proceder, por si solo, lo que es la revolucion: em- pieza 4 tener existencia 4 modo de las asociaciones de salteadores, que proyectan en subterraneos lo que (1) Esdr, I, cap. I, wv. 1 a7. ie

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