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245 el sitio de la ciudad santa, y les obliguen 4 pagar ca-. ra la temeridad de haber dejado tendidos en el cam- po 4 los soldados herdicos del Papa Estéban? yNo puede levantar del ostracismo, 4 que lo relegé un déspota, el glorioso titulo de emperador de los ro- manos, que quizds no merecian llevar ya los que, en vez de protejer a la Iglesia y 4 los Papas que les diee ron el titulo de honor y el honroso cargo de defen- derlos, los persiguieron muchas yeces abiertamente, — y al fin con toda la astucia y perversidad de un fild- sofo incrédulo? 4 mai : - Persuadase, por tanto, la revolucion, de que el que saca para Abraham hijos de entre las mismas piedras; (1) el que sacé de entre los paganos & los Constantinos, puede levantar de entre los mismos cismiticos y los infieles y hasta de entre los turcos, alguno que se presente con espada en mano a defen- der el derecho natural y de gentes, que una sociedad que predica inviolabilidad de derechos y los ataca to- dos, ha hollado indignamente, despojando de lo su- yo al soberano que tiene el mejor derecho entre to- dos, pero que no quiere que se derrame sangre por sostenerlo. Persuddanse, repetimos, de que bien pue- de suceder que los mismos que no creen que el Su- mo Pontilice es Vicario de Cristo, pero ni lo niegan, por la sencilla razon-de no profesar la religion caté- lica, pueden ser el instrumento animado de Dios, pa- ra robustecer y fortilicar el derecho divino.de su Vicario 4 regir la Iglesia catélica, gobernarla, y en- senarla con toda independencia; para devolverle por medio de manos de agarenos lo que le ha robado (1) Luc., cap. IH, v. 8.

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