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244 | pias fieles y centinelas escondidos entre los chapar- rales de un monte; para que les avisen cuando se han alejado las fuerzas protectoras de la propiedad agena, d fin de caer de repente sobre los vecinos indefensos, y despojarlos sin temor de que nadie se lo impida. Pero 4 esta confesion paladina de. su criminalidad, nosotros diremos 4 la revolucion que no se fie mucho de ese estado de cosas; porque el que ha de salvar al Sumo Pontifice, es infinitamente mas que todos los monareas del mundo, se burla de las combinacio- nes diplomaticas, que se forman contra la justicia y rectitud, cambia en un momento las situaciones, y tambien vuelve en un instante 4 los Nabucodonoso-~ res insensatos en animales estiipidos, que son arro- jados de la sociedad para que vayan 4 pastar cona béstias de los campos. (1) » : No se glorie, no, repetimos, if revolucion; pues no se ha debilitado la mano del Sefior, y es podero- sa para salvar. (2) Todavia hay en la mente divina Macabeos, que digan 4 los verdaderos israelitas: le- vantémonos a borrar la ignominia de nuestro pueblo, y peleemos por nuestras almas, por nuestras leyes y pov nuestro santuario. (3) Todavia hay estandartes de la paloma, llevando tras de si ejércitos aguerridos, 4 cu- ya vista se han de perturbar los impios, gritando, y diciéndose unos 4 otros: levantemos nuestros reales; vdmonos de aqui; huyamos de la espada de la paloma. (4) jQué! zno tiene Dios ya Carlos Magnos, que vayan 4 dar batallas 4 los Desiderios; y Jes hagan levantar (1) Dans, cap. IV, v. 22. (2), ; Isa.; cap. LIX, v. 4. (3)...Mac., I, cap, Ill, .v. 2b, (4) Jer., cap. XLVI, v. 16,
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