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92 - . agricultura. Es el pueblo el: soberano? Pues ahi esta _ el soberano arruinado por el soberano, y llevando un yugo de hierro que él mismo se ha impuesto. Nos equivocamos: se lo ha impuesto la revolucion con sus" doctrinas destructoras de la paz y felicidad de los pueblos. Pero, norabuena que esto suceda respecto de los soberanos, que se han dejado seducir por las doctri- nas revolucionarias, y han dado 4 sus pueblos insti- tuciones contrarias 4 los principios catélicos, descen- diendo de grado, 6 por efecto de presiones revolu- cionarias, del puesto altisimo en que los coloeé la Pro- videncia divina; pero esto no sucedera al que ha re- chazado con tanta entereza y dignidad todas esas in- novaciones. La revolucion esta muy ufana, gloridndo- se de que nada tiene que temer, despues de haber ‘ consumado su obra de destruccion. (1) La revolucion (1) (Véase lo que decia la Gaceta del Pueblo de 8 de Oc- tubre de este aiio, en su nim, 15, pdg. 57, col. 2.9, lin. 24, y 3., lin, 27.) «Esta idea de diferir la traslacion de la capi- tal es entre las que se difundiesen, la que acarrearia mayo- res males; pues atendido que no hay causa legitima, se da- ria lugar @ creer que existe una ilegitima; la cual, para de- cirlo con franqueza, no consiste, sino en un temor yano res- pecto de la Europa, 6 en una esperanza mal fundada acerca del Papa.» Esto contiene la-columna segunda; descubrién- dose la indole de los pensamientos revolucionarios en lo si- guiente de Ja columna tercera. «Hemos tenido Ja fortuna in- mensa de venir 4 Roma en uno de aquellos momentos, en los cuales la Europa esta enredada en negocios de la mayor gravedad, y por efecto de ellos no puede pensar en una cues- tion resuelta moralmente hace afios; pero si dejamos que la calma suceda & la tempestad y que la diplomacia salga de Jas conmociones yiolentas en que se encuentra; tropezarémos tesa" 1 Se a

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