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238 apropiarse sus tesoros. Yaen aquellos tiempos sabian los impios, que para enervar 4 un pueblo, dejarlo sin vigor, sin amor patrio, y sin ninguna de aquellas gran- des cualidades que lo hacen eélebre y noble en la guerra y en la paz; no hay sino decirle que es libre, y darle libertad para que apostate de su religion san- - ta, y viva sin freno. Con esta libertad pierde en po- cos lustros su antiguo valor; enérvase en la licencia de costumbres, olvidindose de sus glorias; y conclu- ye por inclinar su eerviz 4 la vergonzosa coyunda de quien, para poder mandarle con tirania y dejarlo des- nudo, le alhagé diciéndole, que lo iba 4 hacer gran- de, devolviéndole la libertad, y darle una unidad que nunca habia tenido. El pueblo no sabe lo que entra- ia esa unidady lo que significa; cl tirano si: una vie- tima universal del pueblo en masa, esa es la unidad que busca y suele encontrar en los pueblos que dan oido 4 doctrinas corruptoras. Ejemplo palpable es el mismo Antioco. Despues de proclamada esta uni- dad y esta libertad, extrd en Jerusalen con gran ejérei- lo; subid al lemplo, y robo el altar de oro, el candelabro, los vasos sagrados, la mesa de proposicion, el gran velo, las coronas, los ornamentos, odode oro; y ademiis todo el oro y plata labrada, y el tesoro ocullo de moneda, cau- sandy un lanto general en todo.el pueblo de Isvacl. (1) Y no satisfecho con esto el rey impio, yy queriendo completar su obra de unidad nacional, mandd 4 un. general con gran ejército, acercindose este 4 Jerusa- len con palabras enganosas; y la acomelié por todas par- tes, destruyd sus murallas, la robd-y la incendib, poniendo en sa fortaleza hombres pecadores y malvados; volviéndo- (t) I. Mace., cap. I, wv. 22, 23, 24. it pie aad a ai “ ar he oh oa | paid

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