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237 regiones; porque estas los habian de seducir para que siguiesen el culto de los idolos, irritando asi su justa indignacion. (1) Esa unidad nacional nunca podia verificarse, si no mediaba una apostasia en ma- sa del pueblo escogido. Pero el pensamiento de esa unidad que los apéstatas inventaron, fué acogido por Antioco con el gusto con que el general sitiador de una plaza, oye la relacion de un traidor, que se ha evadido de la ciudad y le muestra los parajes por donde puede dar el asalto, sin ser ofendido por los sitiados. Esa unidad era la tea incendiaria, arrojada por los herejes y cismaticos del pueblo escogido en el seno de sus conciudadanos, para corromperlos y atraerlos con mana al partido de la iniquidad; era esa unidad el manto hipécrita, con que Antioco se cu- bria, para que el vulgo creyese que era ese el gran rey, que los iba 4 colmar de riquezas y los habia de hacer mas felices, que no lo habian sido en tiempos del pacifico y generosisimo Salomon; era, por fin, esa unidad una panacea que se ofrecia al pueblo, dieiéndo- le que con ser el pueblo uno, y una la nacion, habian conquistado la libertad, y eran en efecto libres para adorar 4 Dios 6 despreciarlo; para continuar obser- vando la ley de Moisés, 6 pasarse al culto de los ido- los, y vivir como los demas pueblos 4 sus anchuras. Esto era.lo que Antioco queria conseguir, para Negar al iiltimo resultado: publicaba unidad de pue- . blos, libertad de cultos, libertad de conciencia; para echar despues sobre el pueblo un yugo de hierro, tenerlo amarrado como 4 un animal, y poner luego la mano sobre sus bienes, apoderarse del templo y (1) Deut., cap. VII, v. 4,
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