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i 233 vantado uno solo 4 la piedad, 4 la religion, & la pa- tria; y para colme de ignominia, ni aun d4.su misma revolucion. La revolucion es una Turquia moderna que derriba siempre, sin edificar jamias. Facil es comprender que las gentes sencillas no entendieron del conjunto de tanta y tan ampulosa palabreria, m:is que aquello que aguza y recalienta las pasiones, impeliéndolas al mal. Conquistar glo- rias, allegar muchas riquezas, poder gozar de ellas sin zozobra, era su primer pensamiento; y ul poco venia la pasion de mirar con cejas fruncidas 4 quien no se las habia procurado; de concebir ddio al gobier- no que fuese amante de Ja paz; siendo una conse- cuencia natural, que pensasen luego en sacudir el yugo de una autoridad que no les podia dar lo que Jos revolucionarios les ofrecian, aunque nunea se lo . habian de dar. Pero, como la revolucion es astuta, y — el pueblo cindido y sencillo; para que este lo creye- se, los revolucionarios, echando mano 4 aquella légi- ca seductora, 4 la cual ficilmente suelen dar crédito los ojos codiciosos, les ensefaban talegas de oro, di- ciéndoles que ese era el fruto de la unidad empe- zada, que tomasen y gozasen, y procurasen formar cuanto antes la Italia una, para ser ellos tambien gran- des y afluir en riquezas. Cuanta iniquidad encierran estas doctrinas, no es- ta al alcance del pueblo, 4 quien toman por instru- mento ciego de sus depredaciones los hombres de las revoluciones. El pueblo no ha visto que hay encerra- do en todo eso un proyecto de Lucifér; heregia, cis- ma, abandono de la religion, trastorno de la socie- dad, subversion de todos los principios rectos, ata- que al derecho de posesion legitima, destruccion del
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