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Sharma t eae 231 ya que estaba casi asomandose. Sois pueblos mezqui- “nos, se les decia, que no representais nada en la gran familia humana, ni eri los congresos de las naciones; y os sucede esto, porque estais sometidos 4 sobera- nias diminutas como arbejas: no poseeis glorias na- cionales, ni tremolais banderas de “honor y prez, ni llevais el renombre de vuestro valor heréico 4 tierras lejanas, al Ponto y al Quersoneso; lo que os sucede, porque teneis un soberano que no entiende mas que - en dar bendiciones y en tratar de santos. Tiempo es de que rompais esas cadenas que os hacen pigmeos: pensad en ser grandes por la nacionalidad: sea uno todo el pueblo, uno en leyes, uno en nacionalidad, uno en costumbres, uno en monarquia. Malia una, Italia una, se iba diciendo; y barranse de ella todos Jos tronos, desapareciendo hasta el del rey de Roma, para que la ciudad eterna sea la capitad del gran rey, que bajo su cetro uno, ha de formar la grande unidad y el excelso pueblo uno, que ha de hacer revivir al pueblo dominador del mundo, y dard animacion 4 las glorias de los Escipiones y los Césares, trayendo sus ciudades y campinas, hoy oprimidas y yermas, las riquezas de toda la tierra. (1) : (1) Estas ideas, que bullian en’ los corazones trastorna- dos por las malas artes de agentes ocultos, tuvieron un des- envolvimiento rapide con la invasion armada de las provin- cias del Piceno y de la Umbria; y al poco con las conmocio- nes populeres ocasiénadas por el verdadero juego de niios, llamado El Plebiscito. Pero esas mismas han formado eco en el palacio Pilli de Florencia; dandoles grai: valor el sélio régio y el magestuoso dosél, bajo del cual se contesté al discurso del duque de Sarmoneta, dicho en ocasion de