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225 Dies, (1) le ensefa que no hay potestad que no ven- ga del Altisimo, y que debe vivir sometido 4 ella. (2) Hé aqui por tanto la diferencia de las sociedades que ha habido: la pagana no conocia la dignidad del hombre; la cristiana formada por la Iglesia la conoce con toda perfeccion, poniendo en la practica de las virtudes un valladar al despotismo de quien manda, y 4 la rebelion de quien debe obedecer. La revolu- cion por medio de sus doctrinas hace lo contrario: eleva mucho los derechos del hombre; pero no opone mas valladar al orgullo, que es el efecto inmediato de ese ensalzamiento, que la fuerza brutal; y eso es.lo que precisamente produce ‘la tirania solidaria dé la wuchedumbre; la cual substituye en los tiempos mo- dernos 4 la que residia en un solo hombre en aque- llos, que eran con toda verdad de ignoranciay de bar- barie, como aparecera por lo que vamos a decir, §. IT. o La revolucion y las soberanias. No hay cosa mis fitcil que la seduccion del pue- blo; porque en él es la ignorancia su estado habitual, del cual no saldva jamas en ciertas materias. No hay al mismo tiempo cosa mas comun, que oir 4 cada mo- mento en los libios de los doctrinarios modernos, la necesidad de ilustrar al pueblo; y cuando se les oye formar el panegirico de la ilustracion, se creeria que (1) Rom., cap. VIII, v. 10. (2) Ibid., cap. XIII, v. 2.
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