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: 221 recho de la verdad y de la justicia. Y del mismo, mo- do, en los stbditos de un.imperio mundano, es nece- sario que haya una humildad que los haga sumisos 4 la autoridad, una humildad santa 4 la par que no- ble; que se persuadan de que no por ser humildes ‘hasta el grado mas herdico, se han de separar de la ley divina, obedeciendo 4 quien les manda cosas contra la ley de Dios, la verdad de la fe, y los preceptos de la religion; porque asi como en el principe la humildad exije que no descienda de su puesto, por someterse _ ad influencias de los que le inspiren que mande cosas contra la ley de Dios, pues seria eso, no humildad, : sino degradacion y envilecimiento; asi la verdadera humildad y mansedumbre del cristiano, exige de él 4 que se someta 4 toda criatura humana por Dios, pero que no descienda jamais de su alta dignidad de cristia- no, obedeciendoa quien le mande apostatar de - ob- servancia de los preceptos divinos, Y debemos decirlo: ninguno mejor que el minis- tro de la religion ha de poseer esta virtud en su par- te mas noble y mas caracteristica de verdad, obede- ciendo 4 las autoridades constituidas en cuanto per- tenece al bien ptiblico y temporal; porque sabido es, que-la Iglesia no trastorna jamas el érden publico que encuentra establecido; que conserva con el jefe supremo de todo pueblo la paz y la armonia que Dios quiere que exista entre dos poderes supremos, cada cual en su circulo, que si es noble en el érden de las cosas temporales, es nobilisimo en cuanto concierne al bien de las almas. Ella conserva relaciones pacificas con el principe pagano, para sacarlo de sus tinieblas. y traerlo 4 la verdadera luz; con los cristianos, para conservar en ellos el conocimiento que tienen de la re-
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