BCCPAM000253-1-12000000000000

— 93 — cuna de la esperanza de Dios. El que confia en el Altí- simo solamente, es como la montaña de Sion, que jamás se conmoverá (1). Diganlo, si nó, tantos hijos de Francisco el insigne fundador. ¿Por ventura les ha faltado alguna cosa desde que Dios los mandó al mundo sin calzado, sir dinero, sin provisiones? ¿Qué pais hay en el Orbe conocido que ellos no hayan atravesado para enarbolar el estandarte de la Cruz, entre los bárbaros, en los pueblos más remotos, sin más equi- paje que su pobreza? Diganlo tantos otros como viven de. sola la liberalidad de Dios. Pero no necesitamos de prueba más luminosa que la que presenta esta Casa misma en que ahora nos hallamos. Ella no tiene riquezas, no cuenta con fincas ni posesiones, ¿y hay alguna en Sevilla, y tal vez fuera de ella, que haya sido protegida más visiblemente del Padre Celestial? Ciento y seis.años hace que se fundó este asilo de la ino- cencia desamparada. ¿En este tiempo qué de trastornos polí- licos y religiosos no han ocurrido? ¿Qué alteraciones tan do= lorosas no han experimentado Corporaciones que por su ri= queza y caudal parecia que habian de durar multitud de Si= glos? ¿Cuántas están reducidas á la miseria? Á cada paso es- tamos viendo Monasterios otras veces suntuosos y de hermosa fábrica, yá demolidos y casi enteramente por el suelo. ¿Cuán= tas Comunidades Religiosas miran sus posesiones ó destruidas, 6 reducidas á un estado de nulidad? ¿Cuántas no tienen con qué cubrir sus respectivas necesidades, y gimen en la. pobre- za más desconsolada? ¡Tristes consecuencias del furor €x» tranjero, que invadiendo nuestro suelo se ha complacido en derrocar los Santuarios de nuestra piedad, los restos de la li» beralidad de nuestros mayores, y los testimonios públicos de la pureza de nuestra Santa Religion! La filosofía tambien ha contribuido demasiado á completar los extragos de la barba- rie, y ha tenido un placer en caminar sobre escombros - san= tificados con innumerables víctimas de la virtud al delubro Y PESETA 1,