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De e tos se traslada á este sitio, tomando para ello dos pequeñas casas propias del Convento de la Santísima Trinidad. Reco- gida aquí con sus ejemplares compañeras, comienza á veri- ficar su sañto é inspirado pensamiento. Unas veces atareada á la labor, otras recogiendo limosnas, pasando una vida tan pobre como la hermosa«de Rut, y siempre:animada y con grandes esperanzas en la proteccion divina, recoge niñas, las educa, hace por ellas los mayores sacrificios, siendo su cari- dad un espectáculo encantador á los ojos de su Dios. Ved aquí, señores, aquel espiritu de amor, principal carác- ter del Cristianismo, aquel lazo fuerte y sagrado que, unién- donos unos á otros íntima y estrechamente, forma en todos unos mismos sentimientos, unas mismas idéas, y en cierto modo una misma alma. Este es el distintivo de la Religion de Jesucristo, y el que ha- hecho. establecer en várias regiones multitud de asilos para recibir á los huérfanos. Este es el que ha dado á tantas vírgenes cristianas generosidad y valor para servirles de madre, y este el que enciende los corazones de. tal ternura, que les franquea los mismos cuidados, -la vigilancia misma que podria la naturaleza iuspirar á sus propias madres. ¡Oh, cuántas hay que no hacen por sus hijos pequeños. los excesos de amabilidad y de cariño que estas vírgenes consa- gradas á la caridad, hacen en-favor de los huérfanos! Este es el fruto de la Religion, este es el resultado de la dulzura evan- gélica. Los filósofos políticos no podrán citarnos en favor de la humanidad hechos tan gloriosos fuera de la Religion de Je- sucristo. Hagan ellos cuanto quieran para dar una prueba de su celo por el bien. público, toquen todos los resortes de la sensibilidad y de la-naturaleza, miénitras no. se valgan de la Religion misma que desprecian, nada adelantarán sino á fuerza de salarios y promesas. La Religion de Jesucristo sólo con de- jarse ver de sus seguidores, sólo con presentar los átractivos de los eternos premios é inspirar en los corazones la “ama- bilidad de su Divino Autor, logran en sus hijos heroismos de caridad. El Salvador dice: Yo tendré por hecho á mi, lo que
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