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Y Señor, maguífico en todas sus obras, que en un principio ha- bló á la nada y dijo hágase, y todo fué hecho, toma el co- razon de la Madre Isabel en sus manos omnipotentes, lo di- lata, lo ensancha como las arenas de los mares, é imprime en él tal valor, tal energía y una constancia tan heróica, que parece deja de ser lo que era y se transforma en lo que no era. Yá esta mujer, en ótros tiempos pobre y abatida, es'yá capaz de llenar todos los designios del Altísimo. Yá no es se- mejante ú aquella jóven de pocos años que se describe en el libro del Deuteronomio (1). Tenera mulier et delicata que super terram ingredi non valebat. Mujer tiernay delicada, que no podia dar un paso sobre la tierra dura; es sí el ins- trumento de las maravillas de un Dios pródigo, es una he- roina capaz de emprender portentos de valor. Su pobreza, la constitucion débil de su sexo y el encogimiento propio de una alma purísima, de una virgen inocente y toda consagrada al Señor no la embaraza. Instruida por el Espírita Santo, que poseia su alma, sabía muy bien que Dios ha elegido á los débiles segun el mundo, para confundirá los poderosos, y ha escogido á los más viles y despreciables, y lo que nada era para destruir lo que hay de más grande y más firme entre los mortales, á fin de que ningun hombre se gloríe delante de él. Infirma mundi elegit Deus ut confundal fortia et ignobilia mundi et contemptibilia elegit Deus et ea que non sunt, ut ea que sunt destrueret ut non glorietur om- nis caro in conspectu ejus (2). Señores: yo voy á referir proezas más dignas de consideracion que las de los Empera= dores y conquistadores soberbios, que puestos al frente de'sus ejércitos, llevaban por todas partes la desolacion, los horrores y la muerte. Apénas viene el Espiritu del Señor sobre la Madre Isabel en la ocasion de tomar el hábito de la Santísima Trinidad, (1) Deut. 28. 56. (2) Prim. ad Corint., 1. 97. 28,

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